Último Día 2009
la gente simple y solidaria.
se extienden kilómetros de playas casi desiertas,
que luego se continúan en el camino a José Ignacio.
A la salida del barco en Montevideo
me esperaba mi hermana Sol, que me ganó de mano.
porque sabe que manejar es una de las cosas que más disfruto.
Con la patente chilena jugábamos a ser doblemente extranjeras.
Ciertamente Uruguay está bastante caro para los argentinos
y lo notamos en aquellas cosas que no
pudimos evitar: la nafta y los peajes.
de luz y una felicidad intensa que comenzó a colorear todo
cuanto hacíamos. Nos charlamos la vida, nos pusimos al día
emocional y musicalmente porque Solcito se trajo una
selección impresionante de música que yo desconocía totalmente,
en especial brasilera que ella tanto ama.

le mostré a Solcito la "I" y los sitios aledaños.
Recorrimos la costa desde La Floresta
hasta Bello Horizonte. Volvimos a la ruta,
paramos en Portezuelo, visitamos a su gente,
nos cargamos con cariños y mimos para entrar en la
Ciudad, avanzar por la Brava extendiéndonos en la Mansa.
que encontramos la noche anterior
por Internet, y que gracias a su dueño Ricardo,
resultó un refugio excelente para nuestro cansancio.
Se llama "Versos del Este" y nos permitió dormir
en el silencio de los sitios alejados de la movida.
antes de instalarnos en Portezuelo
porque la mayoría de nuestros amigos estaban allí,
y porque todos los eventos a los que estábamos invitadas
tenían lugar en el tramo que va de Manantiales a José Ignacio.
los días más intensos y felices del 2009,
tiempo de reencuentro en muchos terrenos.
Ahora que pienso hicimos tantas cosas, que me cuesta
creer que fueron apenas 48 horas.
que parece inverosímil mirado en contexto.
Es el sol, el mar, la luz, el contacto permanente con
mi hermanita menor que había olvidado lo divertida
y alegre que era, estar con mis papás, mis otros hermanos,
mi sobrinita...
preocupación y ocupación -por momentos agobiante- de la responsabilidad
de mis hijos, ya que estaban con su papá en otro sitio.
riéndome de todo -hasta de toda la ropa que no llevé, de la horrible valija
que armé vaya a saber pensando en qué porque nada me servía, de Solcito inventándome atuendos y accesorios.
de esos que no están sujetos a los cambios climáticos,
ni a los de estado civil, los que se perpetúan en el
tiempo y crecen con uno desde la adolescencia,
los que no esperan obtener de la amistad provecho alguno.

-mucho brasileros, fácilmente distinguibles
ellas por el lomo y ellos por la zunga-
pero también inmejorable punto de encuentro.
Cuando fue demasiado partimos hacia la Mansa.
playas extensas bajo el mismo intenso sol,
el silencio de la tarde que se inicia,
el último día del año que se marcha.
o a hacer snowboard en el sand,
porque Solcito es experta en ambas superficies.
explicación acerca de los tontos que se quiebran
ni bien comienzan las vacaciones.
Y apenas posa para la foto.
hasta derramarse en el mar.
Lentamente todo se tiñe de dorado
que no es el sol esa luz que vemos en
última instancia sino su reflejo
y nosotros nos reímos por el comentario que
permanece a través de los años.
para capturar esos últimos
momentos mágicos de luz
del año que se marcha.
Y hay deseos en voz baja.
También gratitud.
Será hora de correr a vestirse de blanco
para recibir el 2010 con todo lo nuevo,
amparados por laluz de la luna llena azul,
segunda luna llena del mes vestida de eclipse parcial.
horas del 2009.
Pero eso es otro post.
Etiquetas: 2009, Año Nuevo, fin, Punta del Este, Uruguay