El poeta Angel Gonzalez says:
" Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees alto,
y limpio porque tú me miras
con buenos ojos con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
oscuro, torpe, malo
el que la habita..."

¡Cuídense! Hay psicópatas sueltos por el mundo entero. Ayer uno me envió el poema de amor de Ángel Gonzalez "Muerte en el Olvido" que forma parte del álbum "La Palabra en el aire" con Pedro Guerra. Y lo hizo aprovechando que la mujer que vive con él en México (novia, pareja, amante, o cómo deseen llamarla) está en Buenos Aires.
Mientras sus hijos y yo hacemos malabares para sobrevivir cada mes porque entendió que separarse era abandonarnos a nuestra suerte. Bastaría que su "amor" le permitiera cumplir con los alimentos que la jueza le ha fijado para que cualquier declaración comenzara a sonar verosímil. Todo lo demás son "Palabras en el aire".
***
El psicópata tiene un tablero gigante, se llama mundo, y las piezas que mueve en su juego se llaman personas. Las personas son su materia prima de trabajo y diversión.
El juego del psicópata es un juego de poder, juega con los otros bajo sus propias reglas. El psicópata no anda vociferando su juego, por una razón simple, sus piezas de juego, los otros, pueden enterarse y arruinarle la partida. Tal vez pueda comentarlos una vez conseguido sus objetivos y con personas muy seleccionadas.
Son manipuladores talentosos. La psicopatía se muestra en la acción, no en las palabras. El psicópata mira y ve un humano desnudo, deseoso, vulnerable y lleno de fantasías. Es decir lo ve en la más cruda realidad.
En la segunda etapa, cuando acciona psicopáticamente sobre el otro, lo hace desde su recurso de cosificar al otro, de verlo como una cosa, sin los atributos de persona. De esa manera se siente “mas libre” para accionar sobre la cosa. Y, como está satisfaciendo necesidades especiales, no generan esos hechos sensación de culpabilidad.
Ellos conocen las normas comunes y, en gran porcentaje, las siguen y respetan. Sólo en los hechos psicopáticos siguen sus propias leyes.No es que el psicópata carezca de sentimientos. Los tiene. Pero no para sus actos psicopáticos. Ahí actúa sin remordimientos.
El psicópata tiene una especial habilidad para mantenerse en TU cabeza. Todo su discurso con puntos suspensivos, indirectas, directas, dobles mensajes, corolarios, insinuaciones, insultos, y todo lo demás, es para lograr enclavarse en tu mente. Ésa es su área de poder.
Crea virtualidades, incógnitas, incertidumbres, para que la máquina no cese de procesarlo. Y no puedes “cerrar” una conclusión sobre él porque los datos que te aporta son insuficientes. Es como si intentaras armar un aparato y el fabricante se olvida de incluir un par de piezas y tú NO TE DAS CUENTA.
Y pasas las horas tratando de armarlo (de encontrarle una lógica, una coherencia normal). El amor está muy lejos de esto.
El amor lleva adherido el concepto de cuidado de la persona amada. Aquí no hay cuidado, sino utilidad, uso de la persona convertida, en la virtualidad psicopática, en una cosa. El psicópata con las personas, las usa y cuando no le sirven las deposita en el cajón de herramientas ya usadas. Cosifica
Todo psicópata trabaja, siempre, pero siempre, para sí mismo. Cuando da es porque está manipulando o espera recuperar esa “inversión” en el futuro. La filantropía, auténtica, no figura en su ser.
Suele pasar que este accionar intensamente egoísta esté disfrazado con tanta habilidad que las otras personas no lo capten nunca o mucho tiempo después de haber sufrido el accionar psicopático.
¿Cómo es posible que no le importe la familia, que sólo haya pensado en él, que no haya pensado en sus hijos? Los familiares quedan perplejos ante la falta de parámetros afectivos tan básicos para el común como es el amor y la entrega a los hijos, o al menos tenerlos en cuenta. Y a partir de allí se abre todo el espectro de ejemplos sobre el ejercicio del egoísmo.
Suelen hipervalorar su potencialidad para conseguir cosas. Los hay francamente megalómanos donde el “todo es posible” se les aparece sin impedimentos. Pero hay los que sobre valoran sus aspectos pesimistas y son “la peor basura”.
Tienen habilidad especial para captar la necesidad del otro, esto no se puede lograr sin empatía. Pero no es la empatía de colocarse en lugar del otro de igual a igual, sino que es una mirada en el interior de “la cosa” para saber sus debilidades y obrar sobre ellas para manipular.
Esta capacidad determina otro rasgo importante, que es la seducción, llevando así a los demás a entrar en un circuito psicopático. El psicópata les demuestra que le son necesarios, pero que él le es mucho más necesario a ustedes. Entonces se da un circuito entre el psicópata y la otra persona. Se establece un circuito mutuo para suplir las necesidades.
Si agregamos a esto que son inteligentes y manipuladores, nos damos cuenta de que es muy difícil resistirse a ellos. Relacionarse con un psicópata es un viaje de ida con retorno complejo.
Sólo que ahora le toca a otra, remón. Yo ya salí de tu ámbito y aprendí lo que era el amor. Nada que ver con vos. Andá a jugar a otro lado. Me costó sudor y lágrimas y años de autoestima personal lastimada, pero lo logré. Asi que conmigo no cuentes. No estoy en tu tablero. No soy tu ficha.
"Una persona que pasó por la experiencia
de un psicópata nunca vuelve a ser como antes
y sus gustos tampoco serán los mismos."
(La info la tomé de una página excelente que les recomiendo: http://www.marietan.com.ar/)
Etiquetas: Adiós, amor, Psicópata