¿Alma de niño? de Elías Abdala
¿Es tierno "con alma de niño" o es en realidad un inmaduro total? El Dr. Elías Norberto Abdala te ayuda a reconocer la personalidad inmadura en las siguientes características:
1) su actitud se centra en recibir, pedir y criticar más que en dar o hacer;
2) tiende a no comprometerse, ya que siente que el compromiso es un obstáculo para su libertad;
3) no se responsabiliza por lo que hace, pero cree que los otros sí deben hacerlo; 4) está permanentemente insatisfecho con lo que tiene, pero no toma iniciativas o hace poco por solucionar su situación;
5) vive centrado en sí mismo, con disgusto, quejas y protestas;
6) necesita tener a su lado a otra persona que cubra sus necesidades;
7) tiene miedo a la soledad y al abandono;
8) se siente inseguro, aunque no lo demuestre e, incluso, pueda aparentar lo contrario;
9) valora más los años ya pasados, que suele idealizar, que su presente;
10) sus emociones son volátiles y se expresan a través de conductas explosivas, temperamento tormentoso, baja tolerancia a la frustración, respuestas desproporcionadas, hipersensibilidad a las críticas, celos, imposibilidad de perdonar y caprichosos cambios de carácter;
11) tiene necesidad inmediata de atención o gratificación con incapacidad de espera; y
12) suelen ser personas superficiales y preocupadas por las apariencias. La lealtad dura mientras el otro le sea de utilidad y su vida social y financiera suele ser inestable.
Jaap Denissen, investigador de la Universidad Humboldt, de Berlín, identificó ya en niños de edad preescolar tres rasgos de personalidad que facilitan la inmadurez emocional en la edad adulta: ser muy tímidos, excesivamente controlados o agresivos con falta de control emocional.
Los primeros cuatro o cinco años de vida de un niño son vitales para su posterior maduración emocional. En esta etapa, la forma en que se relacionan los padres con sus hijos -conocida en psicología como estilos de apego - tiene importantes consecuencia para ellos.
Un apego seguro, es decir, padres que contienen emocionalmente a sus hijos, responden a sus demandas y los ayudan a ser independientes, facilita el desarrollo de una personalidad emocionalmente madura. En cambio, un apego más inestable, con padres ausentes, con poca cercanía afectiva, o padres que son, al mismo tiempo, estrictos y evasivos, pueden generar hijos inmaduros.
Hay personas que maduran de cuerpo y de intelecto pero mantienen el desarrollo emocional de un niño. Suelen ser individuos frívolos, inseguros y demandantes.
por el Dr. Elías Norberto Abdala
norbertoabdala@gmail.com
Etiquetas: comportamiento, compromiso, madurez, niños, personas, psicología, sociedad, Subpersonalidades
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home