Bello Abril

Nos pasan tantas cosas en la vida, que si aparece el sol hay que dejarlo pasar... Abril, otra vez, para que no tengamos soledad. Y las violetas que coronan tu tristeza y las guirnaldas de tu inmensa soledad sos tan hermosa que jamás vas a dejar de brillar así aquí o allá... Sos parecida a los planetas que se mueven por ahí que no podés parar ya nunca de girar... Para que no tengamos soledad... para que no tengamos nunca más soledad... Fito Paez.

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Nombre: Abril Lech
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

martes, julio 09, 2013

La Biblia y el calefón


Dice Enrique Santos Discépolo en "Cambalache":
 
"Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón."

Lo cantamos miles de veces sin saber a qué nos referimos. Hoy me mandaron un mail con la explicación, bastante curiosa, que aprovecho para compartir.



Menos religiosa de lo que aparenta, la historia tiene que ver con un tema escatológico. Concretamente con el papel higiénico que cuando apareció por estas tierras, era bastante caro y no estaba al alcance de todas las familias. Se usaba el papel de diario o, en su defecto cualquier otro.Los mas suavecitos eran muy buscados: papel de envolver manzanas... o papel de "biblia".


Ya por entonces existía la Sociedad Bíblica, una de cuyas misiones es la de difundir la Biblia protestante, para lo cual regalaba ejemplares del sagrado libro que muchos "no creyentes" iban a retirar cual santos devotos para luego colgarlas en sus baños de un gancho de alambre, llamado "sable sin remache". Les perforaban una tapa y las colgaban al lado del calefón de la ducha, y así iban usando suaves hojas de papel "biblia".


Aquí la letra entera
"Cambalache"
Letra y música 

Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.

Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.

Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...

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