El perro y el hueso
Un hombre que se tomaba el café en el porche de su casa observaba como todos los días un perro pasaba por delante de él.
El perro le recordaba a una mascota de su niñez. La primera vez que el hombre vio al perro estaba espléndido, con un pelaje sano y brillante; era espabilado y caminaba con soltura. El simple hecho de ver al perro cada mañana le proporcionó un placer.
Pero poco a poco, se daba cuenta de que la condición del perro se deterioraba. Parecía que tenía cada vez menos y menos energía; su pelo había empezado a caerse. Cuando vio que salían llagas en su cuerpo el hombre decidió investigar.
Siguió al perro y le encontró masticando un hueso que estaba cubierto de pinchos puntiagudos. Fascinado, el hombre se dio cuenta de que los pinchos estaban lesionando las encías y labios del perro haciendo que sangraran.
Asustado, el hombre intentó quitarle el hueso al perro pero el perro gruñió de manera amenazante para defender su hueso. El hombre se quedó desconcertado al observar que a pesar del daño que obviamente sufría al masticar el hueso, continuaba masticándolo con ganas y placer.
Su desconcierto cambió poco a poco al darse cuenta de que el pobre perro iluso estaba saboreando y disfrutando el sabor de la sangre que creía erróneamente que salía del hueso. El perro creía que el hueso le daba algún auténtico beneficio o placer, hasta el punto de luchar para defenderlo.
Es lo mismo con cualquier adicción. Hasta que no lo veamos por lo que verdaderamente es, no podremos ser nunca libres. La libertad es el resultado natural de una percepción correcta.
Etiquetas: Adicciones, cuento, muerte, Salud
4 Comments:
El pobre perro no debía tener otra cosa para comer. Espero que la próxima vez que lo viera, el hombre le tuviera preparado un buen filete y lo llevara al veterinario.
Saludos desde Valencia.
100 % de acuerdo.
viva la salud y la libertad.
viva la felicidad.
los razonamientos casi siempre engañan, muchas personas defienden sus creencias y hasta se fanatizan, siendo intransigentes a contradiciones, no se permiten dudar.
los frutos muestran la verdad.
a veces para ver los frutos insumen una inversión muy importante, por eso hay que tratar de aplicar la consigna "para muestra basta un boton", a mi me cuesta horrores pero en este ultimo tiempo soy mas cuidadoso de mi tiempo y que no me lo hagan perder creo que ya es un progreso.
Tienes toda la razón del mundo. Muy buen texto. Abrazos.
Pero que difícil es desprenderse de la rosa y sus espinas -o del hueso y sus esquirlas- cuando aprieta el hambre.
Abrazos.
Ps. He estado un rato paseando por tus fotografías. La expresión de tu sonrisa es realmente encantadora. Y veo que la conservas desde niña. Nunca la pierdas, pese a las espinas que puedan herirte los labios.
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