Cruce de los Andes

La Cordillera de loa Andes integra parte de nuestro vocabulario desde muy chicos a raíz de la gesta patriótica de nuestro Libertador Gral José de San Martin. Cada argentino ha ido creando una imagen de los Andes que separan la Argentina de Chile. A veces visitar Mendoza, trepar a caballo por el inicio de las montañas en la travesía que recuerda la gesta, agrega a esa imagen.

Para quien no sepa mucho de la historia latinoamericana, en los orígenes de nuestros países del Sur, se llevó a cabo lo que se llamó "Plan Continental", cuyo objetivo era dar libertad a los pueblos de Chile y Perú sorprendiendo a los ejércitos realistas por sitios que eran casi inaccesibles. Los viajes realizados por el Gral. San Martín cruzando la Cordillera de los Andes fueron ocho desde aquel del 17 de enero de 1817. El heroísmo de un ideal fue capaz de atravesar esta majestuosa Cordillera formada por montañas imponentes.
Cuando en el viaje que une Buenos Aires-Santiago los vi en su completitud desde el cielo me conmovieron de una manera que no esperaba, se me cayeron las lágrimas inmediatamente. Ni siquiera ahora que lo menciono lo puedo explicar. Tan bellas e inmensas, son verdaderas "montañas que se iluminan", significado de la palabra ANDES, un nombre aymara castellanizado que alude a que estos picos son los primeros en recibir los rayos del sol y a la puesta del astro rey los últimos en ser abandonados por ellos.
Montañas que se consideraron divinas entre los pueblos incas y los tihuanacos, así como las civilizaciones que los precedieron. Picos poblados por dioses que habitan en Palacios dentro de las cumbres más altas de América del Sur: el Aconcagua (6.962 m), el Nevado Ojos del Salado (6.893 m) y el Cerro Tres Cruces (6.748 m) en la Puna de Atacama, entre otras. Dioses que protegen en especial a las llamas, las alpacas y las vicuñas silvestres.
El Libertador José de San Martin escribe luego del cruce de los Andes al Director Pueyrredón, y desde el lado chileno de la cordillera, el siguiente parte: "El tránsito de la Sierra ha sido un triunfo. Dígnese V. E. figurarse la mole de un exército moviéndose con el embarazoso vagage de subsistencias para quasi un mes, armamento, municiones, y demas adherentes por un camino de cien leguas, cruzado de eminencias escarpadas, desfiladeros, travesías, profundas angosturas, cortado por cuatro cordilleras; en fin donde lo fragoso del piso se disputa con la rigidez del temperamento. Tal es el camino de los Patos que hemos traído…"

Maravillosa experiencia que vale la pena.