Corolario de un domingo perfecto

Domingo de lluvia es justamente lo que necesitaban mis huesos para no moverme de la cama más que en dos ocasiones breves que debí ocuparme de un auto que no es mío pero esta a mi cargo. Fuera de eso convertimos en privilegiado reino la cama grande. Los chicos y yo.
Tempranito disfrutamos la carrera de F1 en Singapur festejando con un desayuno simple pero muy rico el cumpleaños de mi hijo Andrés, con velitas y mimos varios. La carrera fue un placer desde lo visual, con un circuito maravilloso, edificios iluminados, puentes sobre el agua, y muchas anécdotas respecto del desempeño de los participantes. Hamilton como ganador siempre me deja un sabor amargo, por todo lo que hizo en el pasado, pero reconozco que su desempeño como el de Timo fue impecable.
Y luego cuando los chicos partieron me preparé el domingo mas perfecto que uno pueda imaginar. Almuerzo fuera de toda dieta con aquello que me gusta (un buen Syrah incluido), películas (Babel estaba pendiente, las otras por puro gusto de repetir), los diarios del domingo y la lluvia como la música mas perfecta.

Sólo faltabas vos.
Quienquiera que seas y donde sea que te encuentres.