El anillo del maestro
Me voy unos días, les dejo este cuento de regalo. Como verán cada vez que tengo que irme, les "hago el cuento". :-)
- Vengo maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿ Cómo puedo mejorar? ¿ Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo: - ¡Cuanto lo siento muchacho!, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... -Y haciendo una pausa agregó- Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E... encantado, maestro -titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
- ¡Bien! -asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó- Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros ni siquiera lo miraban y sólo un anciano fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En el afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó. ¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado el mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
- Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero yo no creo que pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro- Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
- ¡58 MONEDAS! -exclamó el joven.
- Sí, -replicó el joyero -yo sé que con tiempo podríamos obtener por el cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? -Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
Todos somos como esta joya, valiosos y únicos y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore. Buscando nuestro valor en el afuera, en vez de ir profundo hacia dentro de nuestro propio corazón.
RECUERDA SIEMPRE LO MUCHO QUE VALES. Aún cuando no todas las personas que te rodeen puedan valorarlo. El verdadero valor está dentro tuyo, en tu esencia. Allí es done debes buscarlo.
"Dedicado especialmente a mis amigos, que se esfuerzan día a día por pulir la joya que son y descubrir su verdadero valor ". Y recuerda que " Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento "
- Vengo maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿ Cómo puedo mejorar? ¿ Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo: - ¡Cuanto lo siento muchacho!, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... -Y haciendo una pausa agregó- Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E... encantado, maestro -titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
- ¡Bien! -asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó- Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros ni siquiera lo miraban y sólo un anciano fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En el afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó. ¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado el mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
- Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero yo no creo que pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro- Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
- ¡58 MONEDAS! -exclamó el joven.
- Sí, -replicó el joyero -yo sé que con tiempo podríamos obtener por el cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? -Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
Todos somos como esta joya, valiosos y únicos y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore. Buscando nuestro valor en el afuera, en vez de ir profundo hacia dentro de nuestro propio corazón.
RECUERDA SIEMPRE LO MUCHO QUE VALES. Aún cuando no todas las personas que te rodeen puedan valorarlo. El verdadero valor está dentro tuyo, en tu esencia. Allí es done debes buscarlo.
"Dedicado especialmente a mis amigos, que se esfuerzan día a día por pulir la joya que son y descubrir su verdadero valor ". Y recuerda que " Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento "
Etiquetas: cuento
10 Comments:
Hermosa enseñanza, Abril!!!
Que descanses y aprendas y vivas muchas cosas lindas. LLenate los ojos y el alma.
Un beso enorme.
Gracias Abril.
Es una excelente reflexi{on.
Y es cierto que nosotros debemos estar muy seguro de nuestro valor.
Besos.
Un cuento hermoso y lleno de sabiduría, amiga. Regresa pronto, que te estaremos esperando. Un beso,
V.
Un cuento precioso. Nos lleva a la reflexión.
Que sabio es el maestro.
Me ha gustado.
Que tengas una buena semana.
Cuidate.
Te dejo abrazos.
A ver, vamos por partes, como decia mi tio Jack (E.D.): no se cuando me voy de vacaciones, supongo que para eso falta que me den el alta, y ver que me autorizan a hacer, empezando por lo mas pavote que es viajar en avion, que no es ningun esfuerzo pero aun no se si puedo. (tampoco se si puedo otras cosas, pero por las dudas directamente ni pregunte, no sea que me digan que no).
De la mistica del futbol, ni idea porque el deporte no es lo mio, no juego ni a las bolitas, y de todos los deportes es el unico que me anestesia al segundo, y ademas es un bodrio porque ni siquiera hay primeros planos de los jugadores como para engordar la vista al menos, de tactiva y estrategia no se me da ni en las cartas (de jugar).
Muero por una Blunnen.... pero ni en pedo me declararia a esta altura de la soiree.
Me encanto el templo de las botellas, pero si pudiera elegir donde ir, sin dudar, el templo de los tigres y hasta me quedo a lavarle la ropa a los monjes (tanto laburo no es lavar un pedazo plano de tela, comparado con acariciar una maravilla rayada como los tigres).
Esperemos que al Año Nuevo Chino venga mejor que el occidental, que ya sabia empezaba jodido; la limpieza por aca empezo feroz, lo que se queda quieto se tira, maridos cuidarse.
Abril:
Gracias!!!!
Gracias!!!!
Gracias!!!!
A mi me viene como anillo al dedo.
Me encanto.
ME GUSTO este relato, llevo en mi mano un anillo que vale mucho mas que le de mi casamiento.
Saludos
Hermoso el cuento Avril!!!
Le deseo lo mejor a usted y los suyos!
Viva a full estos días
mire que el año se hace largo después!
Le dejo un abrazo en Paz!
Adal
Una enseñanza muy valiosa!
Gracias Abril!
Que disfrutes de unos hermosos días!
Un abrazo grande y muchos besos!
Abrilita, de este relato saco la conclusiòn de que ùltimamente me estoy descubriendo joya.
Serà que vos sos una joyita....
Besos
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