Bello Abril

Nos pasan tantas cosas en la vida, que si aparece el sol hay que dejarlo pasar... Abril, otra vez, para que no tengamos soledad. Y las violetas que coronan tu tristeza y las guirnaldas de tu inmensa soledad sos tan hermosa que jamás vas a dejar de brillar así aquí o allá... Sos parecida a los planetas que se mueven por ahí que no podés parar ya nunca de girar... Para que no tengamos soledad... para que no tengamos nunca más soledad... Fito Paez.

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Nombre: Abril Lech
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

lunes, mayo 29, 2006

Objetos No Imaginados

Mis hijos mayores tienen una expresión para cuando Marcos, el más pequeño de la casa, viene a pedir dinero para las maquinitas que dan premios que no sirven para nada. También para aquellas novedades que relucen en el kiosko tanto como su inflado precio, o como sucedió en el teatro el otro día para los objetos cuya duración es tan efímera como la mayoría de los programas de la TV.
Ellos bautizan este tipo de novedades "Alfredo".
El nombre proviene de una vez que en una de esas máquinas expendedora de huevitos con sorpresas salió, por la módica suma de $ 1.-, un muñequito plástico horripilante para ponerse en el dedo y usar tipo títere.
En aquella oportunidad e intentando disimular la decepción general, pregunté a Marcos qué nombre le daría a su muñequito, a lo que los mas grandulones se apuraron a contestar: "Alfredo..., gastaste un peso al pedo".

¡Glup!
No dejaron de usar esta expresión el día de la obra de Midón, cuando accedí a comprar un "yo-yo" luminoso colores flúo que vendía con mucha simpatía un señor muy mayor dentro del teatro. La mayoría de los niños felices con la porquería esa y me sentí culpable porque suelo ser la típica mamá que fuera de pochoclo y agua no compra nada más.
Confieso atormentadamente que no la compré pensando en la felicidad de mi hijo, ni en las virtudes del objeto. Tampoco lo hice por la cara del vendedor, ni pensando que los fondos se destinarían a una Sociedad Benéfica. Lo compre simplemente por culposa.
Al hacerlo, como el precio era caro en forma evidente dentro de la relación precio-objeto, le pregunté alñ vendedor cuánto tiempo duraría el OLNI (Objeto Luminoso No Identificado).
El viejito adorable me aseguró que la pila (no cambiable) estaba preparada para durar un año. Este último dato me convenció, se los aseguro.
A tal punto que le pedí a Marcos si lo podíamos comprar de un color que luego me sirviera para mi papel de Bruja en el Musical Infantil y eso hicimos.
¡Yo sí que soy una optimista! No hay caso...
Eso fue el sábado en la tarde.
Domingo en el almuerzo el famoso OLNI (Objeto Luminoso NO ILUMINADO) dejó de funcionar... para siempre. Juro que el vendedor dijo un año y no un día. Pero Alfredito no encendió más.
Ese día, muertos de risa por haber sido una vez más tan ingenuos, tomamos las fotografías que ilustran este post. Y elegimos pensar que al menos de adorno era simpático, además servía de yo-yo y de última me lo regalaba y yo lo ponía sobre mi PC.

El fin de esta historia es mas trágico: Mis hijos fueron a pasar esa tarde con sus tíos y mi sobrinita Vicky. Yo me quedé terminando la adaptación del infantil.
Cuando regresan Marcos se me acerca preocupado y pregunta: "Mami, ¿Podemos llamar a la empresa de remise? (¡Chán!) Cuando fui a casa de los tíos me dejé olvidado a Alfredo en el que tenía el número 17."

de más está decirles que llamé el domingo a la remisería, me apersoné el lunes después de dejar a los chicos en el cole y regresé con Marcos a la tarde a la para ver si entre ambos inspirábamos lástima por lo perdido en la inversión mas estúpida que hice ene los últimos años... (Bueno, en realidad se me acaban de ocurrir unas cuantas mas...) pero todo fue inútil
Alfredito pasó a ser para siempre un OLNI (Objeto Luminoso No Imaginado).


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2 Comments:

Blogger Will Matiz said...

Bueno... es mejor que imaginar alienígenas e invasores...

1:26 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

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»

3:47 a.m.  

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