Lago endiablado

El agua, dadora de vida, puede ser de naturaleza mortal cuando descuidamos su salubridad o de alto valor para todos los seres, si sabemos conservarlas protegiéndolas de la contaminación humana.

Fíjense en esto: un grupo de niños nada en un balneario cuyas aguas presentan un alto contenido en azufre y son consideradas beneficiosas para la salud, en el Valle de Hajlan, a unos 250 kilómetros de Bagdad, Irak.
El azufre representa la energía y el ánima de la naturaleza, y en el hermetismo alquímico el principio activo equivalente al alma. Junto con la sal y el mercurio forma la trinidad que constituye al hombre: alma, espíritu y cuerpo.

Desde un punto de vista práctico además de la relajación del cuerpo, el alivio de dolores óseos o musculares así como una infernal mejora en la calidad de la piel, este lago tiene un plus extra que cualquiera envidiaría: mantiene alejado al diablo en el convencimiento -por como hueles- de que eres uno de los suyos.

No está de más recordarlo:
Cuidemos el agua.
Cuidemos la tierra.
Son nuestros recursos.
Es nuestro hogar.