Bello Abril

Nos pasan tantas cosas en la vida, que si aparece el sol hay que dejarlo pasar... Abril, otra vez, para que no tengamos soledad. Y las violetas que coronan tu tristeza y las guirnaldas de tu inmensa soledad sos tan hermosa que jamás vas a dejar de brillar así aquí o allá... Sos parecida a los planetas que se mueven por ahí que no podés parar ya nunca de girar... Para que no tengamos soledad... para que no tengamos nunca más soledad... Fito Paez.

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Nombre: Abril Lech
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

viernes, diciembre 22, 2006

Desapego Posible

En este año que se va he entendido que dentro de cualquier relación el desapego es proporcional al tiempo, el amor y el esfuerzo que uno ha puesto en la creación de ese vínculo. Algunos amigos me preguntan por qué a mi me cuesta tanto soltar, en especial a los seres amados. ¿Defecto personal?

El apego es dolor. Pero es muy difícil resignarse a la pérdida cuando has amado en forma diferenciada, responsable, paciente, generadora, intensa, honesta, sincera y en ella has puesto todo lo mejor que eras y tenías.

Abro mis manos desde hace meses y trabajo en mí aprendiendo a soltar, que es la lección más dolorosa que he tenido. Me cuesta a horrores. Cada día avanzo un poco más. Los otros con sus actitudes me ayudan a desprenderme.


Dejo caer o al menos lo intento. Cada lágrima bautiza un milímetro más de esta nueva ganancia de no tenerte. Me relajo y suelto mis dedos para que puedas partir y esto me permita abrirme a todo lo nuevo en forma pura y genuina para poder construir nuevos lazos esenciales.

El desapego requiere tiempo. Y paciencia. Aprendí que en cada ser es proporcional al cuidado que puso en aquello que creía valioso. Para quien el mundo es una transacción de objetos, bienes, personas, tiempos y lugares, suplantar es más fácil que trabajar por el crecimiento de algo, soltar es más simple que permanecer aferrado a lo que nunca se sostuvo.

Cuando niña mi padre me leía este texto por las noches, tal vez por ello es que creo en esto, vivo esto y pienso desde este lugar especial. Soy una pequeña princesita cuidando rosas y creando vínculos. La culpa profunda es del amor de mi papá. Que me abraza en estos días para que tenga paciencia y no desista. Les dejo el texto, imaginen a esta señor con la niña de más arriba. Era así. Gracias al buen Dios sigue siendo así:

"-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...


De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:

-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...-Ciertamente -dijo el zorro.- Y vas a llorar!, -dijo el principito.-¡Seguro!-No ganas nada.-Gano -dijo el zorro-. He ganado a causa del color del trigo.

Y luego añadió:

-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto. El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.

-Adiós -le dijo.-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : no se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos.

-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.

-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo."

El Principito (capítulo 21) - Antoine de Saint Exupery

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