Audiencia

Las cosas se suceden rápidamente entremezclándose las polaridades como muestra de la vida misma. Y es que fue Jueves 15. Y eso significó concurrir a la última audiencia antes de dictarse la sentencia confirmatoria de un estado efectivo.
Me preguntan si me siento enojada con vos. Y en realidad la respuesta es: no. Lógicamente me enojan tus maniobras económicas porque ellas expresan que somos un negocio más de los que tenés, y no tu familia. Y muestran de alguna manera la valoración interna que hacés de cada uno de nosotros. También de mí. Pero en realidad no es algo que no supiera antes, de manera que ese enojo es limitado y no se extiende más allá. Tiene efectos terminantes en mi corazón, pero no me provoca ira, rabia, ni prepotencia descontrolada, ni nada muy apasionado. Desde luego que no permaneceré pasiva, pero hablamos de emociones, no de acciones.
Por otra parte tengo presente el cuento del escorpión y supongo que no podrías obrar de otra manera. Creer que todo es un negocio "está en tu naturaleza". Es por eso que sos exitoso en cuestiones económicas y seguramente así deberá ser para vos en esta vida, no es algo que ahora me concierna. Tal vez por eso también yo elijo alejarme, porque no tiene contacto con mi propia naturaleza.
Pero independientemente de lo económico que no es lo más importante ni trascendente en medio de una disolución familiar y personal, aún cuando las circunstancias lo presentan necesariamente como urgente, yo rescato todo lo que existe "de fondo" que es lo que a mi criterio a la larga permanece cuando todo pasa a ser una anécdota en lo extenso de una vida entera.
Como pensé mucho en todo esto a lo largo de este día en el que me tocó estar muy "hacia adentro", entendí que lo que en realidad sentía como más potente en estos momentos era que fuiste la persona indicada para acompañarme en esta parte del camino que va quedando atrás. Apareciste en mi vida en una forma simple y natural, cuando empezaba el mundo de las decisiones personales. Nos elegimos, nos amamos profundamente y eso nos permitió formar una familia plena, extendiéndonos en tres hijos particularmente especiales y amorosos.
Siento gratitud por lo bueno que vivimos y experimentamos juntos porque moldearon mi corazón pintando mi existencia de multiplicidad de colores con tonalidades únicas, y porque quedaron en mi alma recuerdos imborrables de momentos irrepetibles y mágicos.
También siento una inmensa gratitud por aquellas situaciones malas que atravesamos como pareja, ya que conservo enseñanzas muy valiosas que me ayudaron a crecer. Por ellas estoy en este lugar con la conciencia de que estuvieron allí a fin de ayudarme a pegar el "salto cuántico" del que tantas veces hemos hablado. No hubiera sido posible de otra manera y tengo por seguro que cada uno hizo lo mejor que pudo en este recorrido. Ojalá toda la miseria de estos días alguna vez tenga la dimensión de un átomo. Estoy segura que de una forma u otra entre nosotros "las puertas del infierno no prevalecerán". Quería que lo supieras. Y mientras escribo estos pensamientos que tenía anotados en la libretita que llevo en mi auto, ya no es jueves, ni siquiera viernes. Es sábado y está amaneciendo. Así de fugaz. Como la vida misma.