Los Miserables

Los Miserables no saben todo lo que pierden cuando ganan

Podrán engañar a algunos amigos.
A la "Alita" de turno o a la que le toque el sayo esa noche.
Podrán hacerle creer su angustiante situación a su psicóloga, su madre y su abuelita. Quien sabe alguna vecina generosa se apiade también y le alcance una cena para que no le falte...
Podrán engañar a jueces, acreedores, empleadores, instituciones públicas o privadas y es posible que jueguen con la buena fe de quienes no son como ellos.
Podrán incluso sentirse inteligentes y hábiles en el proceso y seguramente obtendrán ventajas económicas apreciables en el tiempo. No lo dudo. Es el fin que los mueve.
Pero hay unos seres a los que no se los podrá engañar nunca: los niños.
Tus niños.
Sorprendería escuchar las consideraciones que hicieron acerca de la pobreza fingida este domingo cuando "Fútbol de Primera" en el lugar de costumbre y empanadas mediante, resultó una quimera porque el servicio estaba cortado por falta de pago.
De seguro que corrías a devolver ese auto último modelo con el que te exhibis impúdicamente y te pondrías al día con las cuotas del colegio, la obra social, la camioneta escolar, los uniformes, el gas, la electricidad, las obligaciones contraidas y tantísimas cosas mas.
No debe haber peor cosa que un miserable que ya no es creíble.
La necesidad económica es otra cosa.
Victor Hugo lo sabía.
Tus hijos también.