#NiUnaMenos

Insultos, desprecios, humillaciones, malos tratos habituales, hostigamiento, amenazas, abandono, celos o conductas controladoras son actitudes que preceden a la violencia física y psicológica contra las mujeres. Cuando son tenidas en cuenta a tiempo pueden evitarla. 

Concientizar a la población y valorar el riesgo en cada caso son actitudes de prevención que involucran al estado en sus tres poderes. A la promulgación de la una ley que contemple detalladamente diversas situaciones que tipifiquen el delito, debe sumarse la confiabilidad en el sistema policial y judicial. 

Esto significa que debe protegerse en forma efectiva a las mujeres que se atreven a denunciar, así como brindarles apoyo social y familiar. De esta manera podrá evitarse que al trascender al ámbito público un problema que se mantenía dentro de lo privado, con la consecuente guarda de la identidad del agresor,  desate en éste una reacción violenta que precipite un desenlace trágico contra la víctima, sus hijos, o sus familias. La venganza de quien siente que ha sido puesto en evidencia frente a la sociedad es un arma letal que frena a muchas mujeres al momento de hacer la denuncia.

Hablamos de crear conciencia. 

Para ello nos parece útil tomarnos unos minutos para revisar algunas de las conductas del posible agresor, que activan las señales de alarma:

* Actitudes habituales de control sobre la pareja.

* Se muestra posesivo y extremadamente celoso.

* Aísla a su pareja de amigos y familiares.

* Recurre a las amenazas como medio de control.

* Humilla o menosprecia a la victima: en lo que dice, en lo que hace, en su aspecto físico o emocional. Se burla de sus sentimientos u opiniones.

* Tiene actitudes crueles contra su víctima.

* La culpa de todos los problemas, especialmente los de pareja.

* La obligan a tener relaciones sexuales.

* Minimiza la gravedad de sus abusos.

* Es violento. En especial cuando se le ponen límites.

* Justifica la violencia como forma de resolver conflictos.

* Es agresivo verbal o psicológico.

* Responsabiliza a otras personas por sus propios problemas.

* Es adicto a alguna sustancia, alcohol, droga, que provoca alteraciones importantes en su conducta.

La probabilidad de un femicidio es mayor cuando el agresor presenta conductas violentas o alteraciones psicopatológicas  graves, como trastornos de personalidad, consumo de alcohol y drogas, o cuando la víctima es vulnerable y la interacción entre ambos atraviesa situaciones problemáticas complejas (situación económica precaria, problemas de vivienda, trabajo, etcétera)