Silvina Garre en La Casona

Gracias a mis hijos que comenzaron la mañana haciéndome acordar que, en mi alma la música es “pomada para todos los dolores, remedio para toda clase de errores, receta para desilusiones”.

Animada por las canciones de “Bebe” que me prestaron las fuerzas que no tenía para “calzarme tacones” y hacer sonar mis pasos hasta la "Casona del Conde" (o "El Condado", según la edad que tengan o cómo lo prefieran) este sábado me dí el gusto de disfrutar una vez mas a Silvina Garré.

El último recital de ella lo había visto allí mismo, en El Condado, el año pasado para esta época. Silvina se había presentado en el verano en "Mantra" en la Punta. Imposible de ver. Excedía mi economía con creces. Luego Neuquén en Julio quedaba demasiado lejos.

Solita mi alma porque nadie estaba disponible para acompañarme, el Conde se apiadó de mi tristeza y me ubicó en la MESA NRO 1 (casi sobre los músicos) aunque la compré el día anterior. Allí conocí a Fernanda "La Chaparra", una cordobesa con la que no podíamos dejar de repetir con cada tema "¡Escuchá esta! ¡No lo puedo creer!"

Sí. "No-lo-puedo-creer" debió llamarse el "Recital Reinvindicatorio de los Agradecidos Fans" del 29 de Octubre que escucharon de la propia Silvina: “-Este recital voy a cantar todas las canciones que me suelen pedir que cante y yo no hago. Pero conste que lo hago por mí”.

Nada de canciones en inglés, francés o portugués, como en "El Condado" anterior. Todos temas lindísimos, pero no Garré. Y mantuvo la promesa hasta el fin, salvo en uno de los bises que interpretó un tema de Elis Regina, "E com esse que eu vou".

Nuestra "Reina de Pueblo Grande" nos había dado una pista cuando inició el recital afirmando que “Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia...”. Uno a uno se fueron sucediendo los temas más clásicos, aquellos amados por los que estábamos presentes, que no dejamos de acompañarla en ninguno.

"Diablo y Alcohol". ¡Y cambiaron tantas cosas! Ella misma parecida y diferente. Una larga cabellera muy lacia, rubia casi platino, sus mismas piernas larguísimas, delgadas.

"Te voy olvidando" con Silvina abandonando por un momento la guitarra e instalándosé en teclados para terminar el tema señalando imaginariamente hacia el público sugiriendo "Y sería bueno que vos también te olvides". "Tréboles de cuatro hojas", coro de público incluído, de paso no me tengan mas piedad, no me gustan los piadosos).

Una versión bellísima de "Casi una Zamba", precedida por una introducción de vientos que nos hizo emocionar a todos, hasta a la propia Silvina que no pudo evitar las lágrimas en los ojos mientras derramaba el tema recordando a quienes partieron y quedaron, por un tiempo o para siempre,

"En Blanco y Nego Buenos Aires", "Otros pájaros", "Palmas Azules", "Canción del Pinar" (repetida en el último bis), Reinas de Pueblo Blanco", "Para hablar de mi amor", "Era en Abril" (Dedicada especialmente al papá). Hay otras que ya no recuerdo, pero alcanza con este pormenorizado repertorio que la hizo recorrer casi todo su propio camino.
Y el nuestro, aquellos que la acompañamos desde hace unos cuantos años.

Falta el disco. Fue una promesa. Con la canción de Carlos Varela que tanto amo y que conocí en los labios de esta mujer: "Monedas al aire".

Y me voy con la música a otra parte que mañana comienza la semana, tempranito y con trabajo. Porque si bien es Octubre todo esto "Era en Abril"...