Eclipse total de sol (y su influencia sobre los observadores ocasionales)
En estos momentos, una cadena televisiva norteamericana de noticias transmite en directo el minuto a minuto
del “eclipse del siglo” (así lo titula) desde una ciudad americana. Hay cronistas del mundo entero distribuidos a lo largo de los Estados
Unidos para captar el momento preciso en que la luna tapara al sol.
El cronista relata el estado emocional de la gente y los perros a partir de su particular visión personal, ésa es, según le han dicho, su función en el lugar. La descripción es algo bizarra, la gente espera en una actitud pasiva propia del sustantivo, y
el enviado especial se ve obligado a interpretar caras y a preguntar tonteras
entre los que tiene alrededor.
En el "minuto a minuto" se escuchan los gritos de las personas
cuando comienza a oscurecer, el acreditado periodista relata cómo el
camarógrafo se ve obligado a cambiar la lente de la cámara y describe inverosílmente los dos
minutos de gloria de la luna tapando la luz del sol.
Una vez que la luminosidad regresa al lugar, el señor de traje, micrófono en
mano, pregunta a niños y grandes acerca de sus impresiones. Una mujer de unos
treinta y pico llora alterada, ella misma manifiesta que no sabe bien por qué.
Al otro costado, una familia venezolana ha sido el eje del comentarista, tengamos
en cuenta que no hay muchos hispano parlantes en el sitio y el cronista
necesita material en español. La mamá del grupo explica con voz entrecortada
por la conmoción que, si bien había contemplado un evento igual unos 20 años
atrás en Maracaibo, éste ha sido mejor, mucho más increíble, más “vívido”. Cuando
el reportero le pregunta el por qué la mujer aclara que del otro en verdad no
se acordaba nada (¿?).
Mi carcajada no tapa los gritos y aplausos de la gente en la
pantalla, que ahora saca fotos o filma con el celular o la tablet, hay locura
general en el ambiente, los niños gritan “pichure”, “pichure” (o sea que hay
que fotografiar como japoneses), otros declaran a gritos “ameizin” queriendo
significar que fueron los dos minutos que hicieron que su vida valiera la pena.
Yo murmuro “jodeme”, pero no hay cadena que tome mi declaración espontánea.
Los veo desde mi elíptica, mi preocupación
principal siguen siendo los kilos que me sobran, y dos pensamientos recurrentes
atacan mi presente, alternando su espacio vital dentro de mi limitado cerebro argentino.
Es que pienso:
1) Las antiguas civilizaciones otorgaban
todo un significado mágico a este evento natural durante siglos. La modernidad
borra toda magia de un plumazo y convierte este suceso en uno más de los negocios
rentables de la sociedad. Donde las estrellas han sido, sin duda, los anteojitos de cartón que permiten ver el fenómeno sin daño visual comprobable.
2) Escucho los comentarios de la gente algo perpleja, la señora agitada que nos muestra a su perrito, del que manifiesta que en menos de dos minutos (según ella
entiende) creyó que venía la noche y se echó a dormir. pero que ahora se despierta por la presencia de las cámaras y los gritos. Para mí es evidente que el perro
está aburrido de esta fantochada y no quiere ser funcional a la cadena
norteamericana de noticias, pero la cámara muestra al can aburrido y le da su
interpretación personal al tema.
En fin, mi conclusión es evidente: el eclipse total de sol pone estúpida a la
gente.
Etiquetas: clima, Eclipse, eventos, luna, noticias, Oregón, sol, solar, televisión, total
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