Borradores o borrados

Dice el backstage de mi Blog que tengo 346 entradas listas para ser publicadas, guardadas cuidadosamente en borrador. Sin embargo hace un tiempo que permanezco en silencio. No es ausencia sino reconsideración.

No estoy segura si deseo continuar el blog, o si llegó el momento de cambiarlo, quién sabe alcance con aggionarlo, o baste con priorizar imágenes a texto: hacer como muchas revistas y publicaciones actuales que prácticamente carecen de contenido reflejando un popurrí de todo y nada, como en botica.

Entonces una y otra vez reviso mis borradores. Los encuentro desactualizados, o demasiado largos para una época que elige el titular y pasa por encima del contenido.

Puede que el conteo matemático diga que no se lee menos. En la falsa suma de cada microsegundo en el que repasamos un texto en pantalla (en los millones de redes que miramos a lo largo del día) seguramente se lee más. Al menos eso es lo que alegan las nuevas generaciones.

Los demás, los que leemos de verdad, lo sabemos. 

Se lee menos, se lee por encima, mensajes simples, vocabulario cotidiano repetido. Se propaga una lectura que carece de profundidad y muchos le escapan a cualquier escrito que demande una concentración mental alta y sostenida. 

Entonces basta un twitter y sobran caracteres. Pienso en voz alta, mientras borro alguno de los 346 y reconsidero estos nuevos tiempos.