Bello Abril

Nos pasan tantas cosas en la vida, que si aparece el sol hay que dejarlo pasar... Abril, otra vez, para que no tengamos soledad. Y las violetas que coronan tu tristeza y las guirnaldas de tu inmensa soledad sos tan hermosa que jamás vas a dejar de brillar así aquí o allá... Sos parecida a los planetas que se mueven por ahí que no podés parar ya nunca de girar... Para que no tengamos soledad... para que no tengamos nunca más soledad... Fito Paez.

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Nombre: Abril Lech
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

viernes, octubre 23, 2020

The Elements of Style

 


En el prólogo a su libro "Mientras escribo", Stephen King cita como imprescindible para cualquier aspirante a escritor un pequeño libro llamado: "The Elements of Style" de William Strunk Jr & White, el que pueden bajar al Kindle por menos de un dólar desde Amazon, comprar usado o nuevo en formato papel, o escucharlo gratis en Youtube con solo hacer CLICK ACÁ.

También pueden escuchar un pequeño resumen con los 10 tips fundamentales extraídos de este pequeño manual de cabecera, contados por Paul Griffin en idioma original.

Porque todo está en nuestra actual biblioteca de Alejandría, que es Internet. 

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jueves, octubre 22, 2020

Antigua oración de gratitud de los Esenios

 

ANTIGUA ORACION DE GRATITUD DE LOS ESENIOS

Hemos olvidado nuestros orígenes y abandonado la conexión con la naturaleza, de ahí nacen la mayoría de nuestros males físicos y mentales. Y es nuestra fuente primigenia de armonía y dicha. Muchas enfermedades podrían desaparecer al reconectar con la fuente de la vida.


Los Esenios, descendientes directos de Moisés, y un pueblo de gran sabiduría tenían esta bella oración para dar las gracias y manifestar su amor a la tierra. Son bellos ejercicios compatibles con nuestra vida actual. Pronunciar la palabra ‘gracias’ purifica y libera, nos desapega, nos da confianza y nos abandonamos, aceptamos la vida. Una forma radicalmente diferente de existir.
Antiguo Ejercicio Esenio de Purificación y Salud
Párate en medio de la naturaleza viviente, entre el cielo y la tierra.

Siente la tierra bajo tus pies; siente como la tierra te carga y te sostiene.
Siente el cielo infinito sobre ti; te inspira, te mejora, te eleva.
En el cielo, piensa en el origen de tu espíritu y de tu inteligencia.
En el cielo, piensa en el origen de tu alma eterna, de la más elevada conciencia universal.
En la tierra, piensa en el origen de tu alma terrestre, en tu conciencia individual.
Siéntete como una unión viviente entre las fuerzas del cielo y de la tierra, del infinito y de lo que está en desarrollo.
Arrodíllate en la tierra, y con tu mano derecha cava un pequeño hoyo en la tierra.
Coloca las dos manos juntas sobre tu pecho (el corazón místico), en señal de oración y de unión interna con el cielo y la tierra dentro de ti.
En esta postura sagrada, permite que una hermosa luz, la fuerza, la presencia del cielo, fluya a través de ti: el omnipresente Padre de todos los seres vivientes. Imagina una luz diamantina, transparente como el agua pura.
Inclínate con amor sobre la Madre Tierra, y coloca tus manos alrededor del pequeño hoyo. Inclínate sobre la tierra y coloca tu boca entre tus manos.
Ofrécele con tus palabras a la tierra el agradecimiento del cielo a la Madre Tierra; ofrécele también el agradecimiento de tu corazón y, a través de ello, del corazón de la humanidad.


Pronuncia las palabras:
“Madre Tierra, yo te ofrezco mi agradecimiento con todo mi corazón, y a través de él del corazón de todos los hombres y las mujeres. Que todos los seres que llevas en tu seno protejan, nutran y bendigan todo lo que crece.”
Acuéstate después sobre la tierra y abandónate sobre ella. Que tu cuerpo y tu alma nacidos de ella sean uno con la Madre Tierra y su oculto esplendor.
Piensa y di:
“Madre Tierra, elimina todas mis enfermedades y mis faltas según tu voluntad, para que pueda recibir la bendición del espíritu divino y trasmitirla a todos los seres vivientes, según tu voluntad”.
Mantente en comunión, en silencio, mientras dejas que la tierra te purifique completamente.
Ponte nuevamente de rodillas y coloca tus manos frente a la rosa solar del corazón.
Piensa en tu espíritu, siente tu alma, y di con tu fuerza vital:

“Con amor y gratitud,
te ofrezco mi amoroso agradecimiento lleno de luz.
A la Madre Tierra, gracias;
al agua de la vida, gracias;
al precioso aire, gracias;
al fuego sagrado, gracias;
a los minerales, gracias;
a las plantas, gracias;
a los animales, gracias;
a la humanidad que camina por el sendero de la evolución, gracias;
a todos los ángeles, gracias;
a la inteligencia cósmica que creó mi pensamiento, gracias;
al océano de amor que creó mi sensibilidad, gracias;
a la vida universal que impregnó mi futuro con la semilla de la individualidad, gracias;
a todos los seres del mundo, doy las gracias en Él, la única Fuente que unifica a todos los seres en su origen y propósito”.
Cruza los brazos sobre tu pecho, inclina ligeramente tu cabeza, y pronuncia la palabra de cierre: “Amen”.

Entonces, rellena de nuevo el agujero que cavaste para hablar con la Madre del mundo.

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