Estres del Viajero o síndrome de Stendhal.

Me sorprendí al escuchar sobre este síndrome porque nunca lo había experimentado personalmente, pero al parecer es real y se manifiesta en sensaciones vertiginosas, angustia, depresión, temblores, palpitaciones, sudoración o zumbidos en los oídos.

Mucha gente atribuye estos síntomas al "cansancio" que produce un largo viaje en avión o tren, o incluso después de horas de contemplación en un museo lleno de obras de arte. Este es el conocido estrés del viajero, también llamado síndrome de Stendhal o de Florencia. 

El nombre proviene del célebre escritor francés del siglo XIX, Stendhal (seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien proporcionó la primera descripción detallada del fenómeno que experimentó en 1817 durante su visita a la basílica de la Santa Cruz en Florencia, Italia. 

En su libro "Rome, Naples et Florence", Stendhal relató cómo se sintió mareado, experimentó taquicardias y sudores que lo obligaron a retirarse y dejar de contemplar el monumento para recuperarse. 

Es por ello que comúnmente se dice que este síndrome afecta especialmente a turistas sensibles que visitan lugares que siempre han deseado ver, ciertas obras de arte o lugares que tienen un profundo significado emocional para ellos. Es como si la belleza y el impacto emocional de estos lugares y obras de arte desencadenaran una respuesta física y emocional intensa en su cuerpo y mente. 

En 1979, la psiquiatra italiana Graziella Magherini describió el cuadro clínico que acompaña a este síndrome y lo explicó claramente como una condición psicosomática que provoca un ritmo cardíaco acelerado, sensaciones de felicidad intensa, palpitaciones y una emoción incomparable cuando una persona se expone a obras de arte, especialmente aquellas consideradas excepcionalmente bellas.

 Más allá de su manifestación clínica como una enfermedad psicosomática, el síndrome de Stendhal ha llegado a simbolizar la respuesta romántica ante la acumulación de belleza y el disfrute exuberante del arte.