¡Llegaron las golondrinas!
La mañana de la tormenta de Santa Rosa, mientras miraba cubrirse el cielo advertía que estaban llegando las primeras bandadas. Las mías suelen estar entre las rezagadas, pero esta vez me sorprendieron.
Dicen que salen desde California, concretamente del monasterio de San Juan de Capistrano, sobre la costa del océano pacífico, donde a su regreso la gente las recibe con una fiesta especial. Aquí arriban a fines de agosto y comienzan a irse en los primeros días de febrero.
"Las mías" son dos golondrinas preciosas, de las llamadas Tijerita, no he tenido tiempo de sacarles una foto porque tengo la máquina ocupada bajando los videos de los recitales de este fin de semana, pero lo voy a hacer en un rato. Se las llama tijeritas porque tienen la cola en forma de "v". El plumaje del dorso es azul profundo y la panza blanca.
Desde la costa californiana hasta la costa argentina prefieren venir sobrevolando el agua. Pasan por el Golfo de México y las islas del Caribe, y dicen que ese atajo les permite hacer su viaje en sólo dos meses. Como atraviesan justo los tiempos de huracanes y tormentas uno se pregunta si lo lograrán. Pero cada año atraviesasn el continente y llegan ilesas. En unas semanas estaremos escuchando a los pichones.
Parecerá tonto, pero al verlas me puse a llorar agradecida. La llegada de mis golondrinas cada año (tal vez ni siquiera sean las mismas sino sus crias, da igual) es de las pocas cosas que aquí permanecen inmutables. Cíclicamente.
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