Maia
Llegó con los Reyes y se instaló en mi escritorio.
Nos encariñamos desde un principio de tal manera que instantáneamente pasó a formar parte de mis "objetos nominados".
Es que yo pongo nombres a algunos de los objetos que forman parte de mi mundo cotidiano, porque así se hacía en mi casa de pequeña y porque al nombrar siento que como las hadas madrinas otorgo alguna cualidad que el objeto o su uso me inspira.
Así mi auto actual se llama Sherezade, que intentó inútilmente doblegar al sultán (en el cuento de las Mil y una noches no, pero en el mío personal sí), mi primera PC portátil se llamó Maitena (porque recalentaba de nada), la nueva es Blanquita (casi virginal, odia que la toques...), y así...
A Maia fue difícil encontrarle nombre. Éste no terminaba de venir. La miraba. Mi miraba. Me inspiraba. Desistía. Y finalmente hice una lista con tres posibles. Esto no suele pasarme, los nombres de mis objetos nominados vienen a mi, simplemente, casi junto con el objeto. Marcos me ayudó a terminar de decidir.
Bautizamos Maia.
Se le iluminó la estrella plateada de su varita acentuando su sonrisa. Le gustó.
Maia era una abejita que yo veía en dibujitos animados cuando vivía en Alemania.
Maia en griego era una de las Pléyades, diosas de la montaña, "la más bella y la más tímida", que en un rapto de audacia total concibió junto a Zeus a Hermes.
Maia en la mitología romana representaba a la primavera, por el mes de Mayo, asociada a la fertilidad.
Según la mitología hindú, Maia es la diosa que proporciona energía vital a todo lo existente. Esposa de Brahma representa la ilusión maternal y el sueño perpetuo.
Según la cultura judía, Maia significa "agua" en arameo (mem-iod-alef) .
Para mí Maia es mi nueva amiga...
Instalada frente a mi teclado observa la pantalla, acompaña mi inspiración, susurra ideas y palabras y permanece atenta a mis ojitos que van desde el monitor hasta los suyos, buscando aprobación.
Maia no aprueba todo, pero deberá aprender que suelo ser algo rebelde y en realidad no necesito que lo apruebe todo (con un 70% me basta, je)
Gracias a mis Reyes por acercarme a Maia con sus zapatos rojos apuntando hacia lo alto, y sus buenos deseos encaramándose desde el sombrero hacia Dios.
Nos encariñamos desde un principio de tal manera que instantáneamente pasó a formar parte de mis "objetos nominados".
Es que yo pongo nombres a algunos de los objetos que forman parte de mi mundo cotidiano, porque así se hacía en mi casa de pequeña y porque al nombrar siento que como las hadas madrinas otorgo alguna cualidad que el objeto o su uso me inspira.
Así mi auto actual se llama Sherezade, que intentó inútilmente doblegar al sultán (en el cuento de las Mil y una noches no, pero en el mío personal sí), mi primera PC portátil se llamó Maitena (porque recalentaba de nada), la nueva es Blanquita (casi virginal, odia que la toques...), y así...
A Maia fue difícil encontrarle nombre. Éste no terminaba de venir. La miraba. Mi miraba. Me inspiraba. Desistía. Y finalmente hice una lista con tres posibles. Esto no suele pasarme, los nombres de mis objetos nominados vienen a mi, simplemente, casi junto con el objeto. Marcos me ayudó a terminar de decidir.
Bautizamos Maia.
Se le iluminó la estrella plateada de su varita acentuando su sonrisa. Le gustó.
Maia era una abejita que yo veía en dibujitos animados cuando vivía en Alemania.
Maia en griego era una de las Pléyades, diosas de la montaña, "la más bella y la más tímida", que en un rapto de audacia total concibió junto a Zeus a Hermes.
Maia en la mitología romana representaba a la primavera, por el mes de Mayo, asociada a la fertilidad.
Según la mitología hindú, Maia es la diosa que proporciona energía vital a todo lo existente. Esposa de Brahma representa la ilusión maternal y el sueño perpetuo.
Según la cultura judía, Maia significa "agua" en arameo (mem-iod-alef) .
Para mí Maia es mi nueva amiga...
Instalada frente a mi teclado observa la pantalla, acompaña mi inspiración, susurra ideas y palabras y permanece atenta a mis ojitos que van desde el monitor hasta los suyos, buscando aprobación.
Maia no aprueba todo, pero deberá aprender que suelo ser algo rebelde y en realidad no necesito que lo apruebe todo (con un 70% me basta, je)
Gracias a mis Reyes por acercarme a Maia con sus zapatos rojos apuntando hacia lo alto, y sus buenos deseos encaramándose desde el sombrero hacia Dios.
Etiquetas: Mundo Abril
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