Tia Mariposa
O sea... La "Tía Mariposa" vengo a ser yo... Según la pequeña Vicky que cuando nos reencontramos certifica abriendo sus bracitos o muerta de risa: "¡La tía Mariposa!".
Expresión alada cuya causa primera no alcanzo a precisar, tal vez haya sido por unos aros que tengo con la forma "Campanita"... Y sin embargo...
Me quedé pensando el domingo que desde que Vicky entró en mi vida yo he ido atravesando todo un proceso de transformación total, en el que la metamorfosis ha sido tan completa que siento que también ha cambiado toda mi estructura genética.
Desde largo tiempo atrás mi corazón sabía que las cosas no estaban bien de la manera en que se venían desarrollando. Los ciclos se repetían invariables, y en ellos mi papel era el del perro girando en redondo, intentando afanosamente atraparse la cola, detrás de cambios que no ocurrían sencillamente porque no me involucraban a mí misma sino a otros.
Mareada entendí a tientas que la solución no estaba en girar, sino en intentar metas diferentes. El cambio interno había comenzado y el resto lo hizo el tiempo, los deseos que pugnaban por cumplirse, las voces interiores que acababan por imponerse, las ausencias, los menosprecios, las diferencias, y ese sello personal que el alma trae consigo desde siempre y que no acepta ser silenciado como constante.
Aprendí las lecciones en un tiempo de larva que fue inmensamente rico para repasar errores y conductas automáticas. Años de reflexión interior, profundidad oceánica del alma, buceando opciones nuevas, explorando caminos diversos, reformulando preguntas, permitiéndome abrevar en otras fuentes religiosas o espirituales y retomando mi propio poder que en algún despojo yo misma había cedido generosamente.
Hasta que la maduración de todo lo aprendido rompió el capullo.
No creo que pueda aseverar que ya puedo volar con el esplendor de una verdadera mariposa, pero me he ganado la valentía de desplegar las alas como elección personal.
Vicky tiene los ojos limpios y la capacidad intacta de recibir y dar amor. En ese intercambio natural percibe de los seres que la rodean lo que está en su naturaleza mas profunda, sin los filtros que luego la vida, los adultos y las circunstancias le iremos creando a su alrededor.
Entonces me mira y sonríe: Ella ve una mariposa.
Expresión alada cuya causa primera no alcanzo a precisar, tal vez haya sido por unos aros que tengo con la forma "Campanita"... Y sin embargo...
Me quedé pensando el domingo que desde que Vicky entró en mi vida yo he ido atravesando todo un proceso de transformación total, en el que la metamorfosis ha sido tan completa que siento que también ha cambiado toda mi estructura genética.
Desde largo tiempo atrás mi corazón sabía que las cosas no estaban bien de la manera en que se venían desarrollando. Los ciclos se repetían invariables, y en ellos mi papel era el del perro girando en redondo, intentando afanosamente atraparse la cola, detrás de cambios que no ocurrían sencillamente porque no me involucraban a mí misma sino a otros.
Mareada entendí a tientas que la solución no estaba en girar, sino en intentar metas diferentes. El cambio interno había comenzado y el resto lo hizo el tiempo, los deseos que pugnaban por cumplirse, las voces interiores que acababan por imponerse, las ausencias, los menosprecios, las diferencias, y ese sello personal que el alma trae consigo desde siempre y que no acepta ser silenciado como constante.
Aprendí las lecciones en un tiempo de larva que fue inmensamente rico para repasar errores y conductas automáticas. Años de reflexión interior, profundidad oceánica del alma, buceando opciones nuevas, explorando caminos diversos, reformulando preguntas, permitiéndome abrevar en otras fuentes religiosas o espirituales y retomando mi propio poder que en algún despojo yo misma había cedido generosamente.
Hasta que la maduración de todo lo aprendido rompió el capullo.
No creo que pueda aseverar que ya puedo volar con el esplendor de una verdadera mariposa, pero me he ganado la valentía de desplegar las alas como elección personal.
Vicky tiene los ojos limpios y la capacidad intacta de recibir y dar amor. En ese intercambio natural percibe de los seres que la rodean lo que está en su naturaleza mas profunda, sin los filtros que luego la vida, los adultos y las circunstancias le iremos creando a su alrededor.
Entonces me mira y sonríe: Ella ve una mariposa.
Etiquetas: Mundo Abril
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