D´Elia y su camisa negra

Al grito de ¡"Piqueteros Carajo!" ingresan en estos momentos en la Plaza de Mayo Luis D´Elia, Emilio Pérsico y su grupo de gente, cuya actividad principal como grupo de poder es la de parar el país -concretamente cortar rutas y caminos por temas diversos- pero jamás la de labrar la tierra o trabajo similar.

A cien días de asumida nuestra Presidente ha logrado volver a dividir el país, los unos contra los otros. La dicotomía como forma de gobernarnos, "Divide y reinarás".

¿Esto era lo que queríamos? ¿Así pretendemos salir adelante?

Veo avanzar un D´Elía sacado, llevado como por una misión divina, su camisa negra semiabierta, su mirada agresiva, indicando a diestra y siniestra los movimientos de sus secuaces.

Desconociendo los derechos de otros grupos de la sociedad que no sean los de los grupos que él lidera. Incita a la violencia a los gritos, permitiendo y alentando que se maltrate o golpee a personas que se manifiestan en forma diferente. Entre ellos un señor de edad al que es más dificil mantener de pie que tirar al piso, ¡qué cobardes!

Y pienso al verlo qué lejos quedó aquel seminarista que recién llegado de Roma no llegó a ordenarse sacerdote porque quiso dedicarse por entero a los más desposeídos enseñándoles a unirse en cooperativas para obtener su propia tierra.

Lo veo y casi no reconozco en él al hombre que le enseñó a la gente humilde el valor del ahorro pesito a pesito, para que pudieran luego ofrecerle al fisco comprar la tierra y lograr el sueño de la casa propia, como hizo con el Barrio El Tambo.

Entonces compruebo una vez más cómo corrompe, transforma y cambia el poder a las personas. Una lástima Luis. Te conocí diferente.