SAMHAIN
La noche del 31 de Octubre los pueblos celtas celebran el SAMHAIN o Samain, una festividad de orígenes muy antiguos (más de 3000 años) en la que el Año Nuevo llega junto al cambio de estación, el ritual de la última cosecha en la que se honran los misterios de la vida y la muerte.
Samhain representa la muerte del Dios que luego renacerá en Yule, la celebración más importante del año celta. Marca el fin de un ciclo vital, el año nuevo wiccano, una noche mágica en la que el mundo de los vivos y el de los muertos se confunde y el alma de estos últimos regresa para visitar a sus familias y a sus hogares.
Para mantener a estos espíritus contentos y alejar los malos de sus hogares los celtas dejaban comida o dulces fuera, una tradición que se convirtió en lo que hoy hacen los niños yendo de casa en casa pidiendo dulces.
Es un tiempo especial en el que se medita en especial sobre todas las muertes que hemos tenido que enfrentar en este ciclo, cosas, amistades, situaciones, personas, que dejamos atrás. Se recuerda a los amigos y familiares que partieron y se renueva la conciencia sobre el fin como un paso para iniciar un nuevo ciclo, de la muerte al renacimiento.
Existe un ritual para esta noche, que será propicia para la adivinación y en la cual se ofrecerá una comida en honor a los ancestros, como constancia de que su memoria y enseñanzas perduran en las generaciones posteriores.
Una vez terminado el ritual, se deja parte de los alimentos no consumidos para las almas de los muertos. Las comidas de Samhain consisten en hortalizas, calabazas, manzanas, maíz, pan de jengibre y vino suave y sidra como bebidas. También se suelen prender velas en las ventanas para guiar a las almas a las tierras del Eterno Verano.
En esta noche los celtas reciben así a quienes ya partieron de este mundo, comparten con ellos su mejor comida y bebida y los animan a contar lo felices que son en su estancia en el Tir N-aill, permitiendo que contemplen que sus familias aquí estan bien, para que al amanecer, satisfechos por lo que vieron en la tierra , puedan volver contentos a su mundo, a la gran llanura agradable, donde según la creencia celta todos han de ir algún día.
A quienes celebran esta festividad les deseo que tengan todos una todos una noche tranquila, en compañia de sus familiares y amigos, que están en el otro lado, allá donde termina el Gran Oceano. Gracias Begoña por acercarnos parte de la info y a los celtas: